Después de varias propuestas de distribución, logramos encontrar la conjunción perfecta para los propietarios entre espacio público y privado: un muro de carga longitudinal de la vivienda nos serviría para marcar este eje, haciendo que la vivienda funcione.

En cuanto a la materialidad, encontramos la fórmula para darle un toque industrial que quería uno de los componentes de la pareja, suavizado con un estilo más nórdico. El resultado fueron espacios con presencia de materiales en bruto, como el hierro, el hormigón y las fibras naturales, en una paleta de tonos cálidos. Para aportarle la personalidad que se merecía, un color azul predomina en ciertos puntos de la composición, haciendo de esta vivienda un proyecto único.

El elemento singular que cerraba este proyecto es una piel compuesta por lamas de madera en azul, situada en el pasillo de la vivienda, que acogía elementos que no se querían dejar a simple vista: dos armarios y un aseo.